domingo, 15 de julio de 2018

Barranquismo en el Cañón de las Buitreras

      Llevaba años queriendo hacer la ruta por el Cañón de las Buitreras. En un principio pensé hacerlo a pie en la ruta que une la Estación de Gaucín con la Estación de Cortes. Luego esa idea se fue modificando al ver la bonita propuesta que muchos amigos habían llevado a cabo: Barranquismo por el interior del mismo
     Deseaba hacerlo por varios motivos: porque soy un apasionado de la Serranía de Ronda, porque con el Río Guadiaro tengo una estrecha relación y porque me encanta combinar esas pasiones en modo deporte y aventura.



     Fue mi amigo Juan Gil de Castellar quien me dio la oportunidad de unirme a un grupo para hacer esta ruta. Dí un sí rotundo. La empresa elegida para ello fue Sport Mountain.  Eramos cuatro y debíamos buscar al menos ocho para poder hacerla. Afortunadamente la propia empresa completó las plazas al publicitarlo en su página de Facebook. Y pudimos realizarla el domingo 15 de julio como era nuestra intención inicial.
    Los guías de las actividad iban a ser Raúl y Gustavo. Ambos nos habían dado previamente el material que debíamos utilizar: neopreno, casco y arnés. Nos dieron unas recomendaciones y nos dispusimos a comenzar.
      Quedamos a las ocho y media de la mañana en el punto de encuentro. Mientras esperábamos a los restantes miembros del grupo y se aparcaron los coches donde debían, vinimos a comenzar sobre las diez y media de la mañana.      
      Bajamos hasta el punto de inicio en el río, para ello debimos coger un carril, atravesar un cortijo con un par de cercas que guardaban cabras, y una pronunciada vereda que nos llevaba a la verda principal de la ruta Estación de Gaucín-Estación de Cortes.
       Nos encontramos todos en el conocido Puente de los Alemanes, del que luego tendríamos una fascinante vista desde lo más profundo del cañón.
        Caminamos todos juntos para ir al punto de inicio en el propio cañón, un poco más de vereda y unos metros junto a la vía del tren nos llevaban a las primeras charcas donde daban comienzo otros grupos.
     Quedamos todos en el Puente de los Alemanes, y ya las vistas el cañón - que conocía de pasar con el tren- te dejan sin palabras. Nos uniformamos y entramos en el río. Eran algo más de las once cuando ya estábamos disfrutando inmersos en el río.
     Y comenzamos el descenso, entre piedras, con rápel, cuerdas, con saltos. Todo fabuloso. La actividad está fantásticamente organizada y los monitores tienen un buen conocimiento de la zona, lo que permite que se pueda disfrutar mucho.
     Pasadas las dos de la tarde hicimos una parada para comer en el mismo curso del río, y a continuación proseguimos la ruta. Pasamos de alturas y técnica, a un cauce con muchas piedras para acabar con un largo trecho que permitía nadar y disfrutar -además de saltar desde las piedras de los lados-
     Al acabar la actividad siendo las cinco de la tarde, nos ofrecieron un picnic con algunos refrescos, cerveza y algu aperitivo que sirvió para comentar con los compañeros de ruta nuestras impresiones de la misma.  
     De ese modo había cumplido uno de los planes de naturaleza que tenía en mi listado de pendientes. Aquí dejo algunas fotos solo reflejan en parte, la maravilla que supuso esta ruta para los sentidos:












No hay comentarios:

Publicar un comentario